domingo, 14 de julio de 2013

Tu madre arruinó mi vida, imbécil

. 


¿O es que de eso no te quieres enterar, so mamón? ¿Una persona "madura", "seria", "responsable" y "adulta", como tan estúpida e incoherentemente te crees tú, que, encima, hasta presumes de ello, so desgraciado (sexta acepción) subnormal

¿Qué pasa? ¿En alguna parte ha estado alguna vez recogido que la prioridad de los derechos de los niños o niñas no incluía, por supuesto, al extraterrestre eladio turiel sandín? ¿Quién otorgó a tu madre el derecho de apartar de mi vida a mi hermano Agustín, doce años mayor que yo, y mi único valedor REAL ante los abusos, vejaciones y maltratos de todo tipo (excepto "sexuales directos", eso sí) que, a mis once años, cotidianamente recibía de otro hermano cuatro años mayor que yo, quién le otorgó el derecho a tu madre, decía, a separarme así, cuando mi hermano Agustín hasta se llegó a pegar, físicamente (y perdiendo) contra ese otro hermano maltratador, y precisamente por defenderme a mí? 

¿Qué sabrás tú, DESGRACIADO (todas las acepciones) QUE (al menos bajo esa formulación biológica) JAMÁS DEBISTE LLEGAR A EXISTIR, de las lágrimas que llegué a derramar cuando, al perder el sentido tu padre como consecuencia de esa pelea, pensé que el hombre a quien yo más quería en el mundo había muerto? 

Nunca, sin embargo, nunca hasta ahora, y vuestra nueva y brutal intervención contra mí, nunca, pese a mi corta edad, se me ocurrió pedirle cuentas o responsabilidades por ello a nadie, pues yo ya sabía que la vida, a veces, podía tener estas cosas. 

Y así lo demostré siempre, hasta que tú empezaste esta estúpida guerra, no guardando en mi corazón nada contra ella hasta que he comprendido que no es nada más que un puto y asqueroso reptil, repleto de maldad por todos sus poros, y que solamente es capaz de ser feliz si, en su entorno, le acaecen todo tipo de desgracias y calamidades a los y las demás, por eso le sentaba como una permanente patada en los huevos al marimacho el ver cómo, día tras día, yo os colmaba de afecto y caricias, cuando ella ansiaba vuestra desgracia, porque, ante todo, su negra alma únicamente era capaz de albergar deseos de venganza contra el mundo, creando individuos integralmente siniestros, pues ella sí que nació rencorosa, además de hija de puta, y no como yo, que hasta ahora nunca nada dije a nadie sobre esto, salvo a mi compañera. 

Un puto y asqueroso reptil, que de sobras sabemos que utilizó la rotundidad de su joven cuerpo para engatusar al reprimido sexual de mi hermano (con decir que pertenecía a Acción Católica", y que consideraba que a los y las Protestantes se les debía encarcelar por serlo), un "excelente partido", desde luego, que poco la ha defraudado no solamente en lo material, un político de renombre y prestigio local, una egregia personalidad... hasta que todo esto se empiece a saber en León, España, claro, que es lo que tú mismamente has decidido al no tener ni la mínima gallardía ni el aplomo de aparecer y dar la cara, aunque fuera para decir, como siempre, que tú eres muy maduro y responsable, y yo, el producto socialmente mal fabricado que debe ser quien cambie, desgraciado subnormal. 

No solamente en lo material, que es lo más importatnte para gentuza como vosotros, sino que también le proporcionó inumerables goces cada vez que tuvo noticia de alguien a quien su ya infecto marido le había gastado alguna jugarreta, cuanto más sangrienta y siniestra, mejor. Y cuanto más buena persona fuera la víctima en cada caso, pues mejor aún. 

Tu madre nunca debió de nacer, imbécil, y por su culpa, y la clásica forma de actuar de los y las reptilianas, ha contribuido, MUY CONSIDERABLEMENTE, no solamente a incrementar el problema demográfico (cuando ya popularmente se conocía ese problema, sumamente grave ya de por sí), sino que, por su causa, ha crecido la cuota de hijos de puta malnacidos que llevan el lograr el llanto y dolor ajenos como divisa fundamental de su condición, actuación y forma de ser, tal cual tú mismo. 

Tu puta perra madre (y pido explícitamente perdón a las putas y las perras) me arruinó la vida, y lo supo, desde el principio, pues mi hermano Agustín, cuando aún eran novios, le narró mi penosa e injusta situación en mi hogar familiar. Ahora, dos cojones le importaba eso a ella, como que iba a dejar escapar un tan estupendo "plan" de tal calibre por andarse preocupando de un roñoso hermano onceañero de su víctima elegida. 

Yo perdoné, y hasta puse la otra mejilla. Y ahora, a vosotros, no se os ha ocurrido otra mejor, y persistís en ello, que darme en esa otra mejilla que os presenté. Pues muy bien. Si bien se habla de que hay que perdonar hasta setenta veces siete, igualmente cierto es que, en parte alguna, se dice qué se ha de hacer, en concreto, si el o los o las agresoras vuelven a dar en esa otra mejilla, por lo que queda del todo descartado que lo que proceda sea volver a poner mejilla alguna, y ese clamoroso silencio al respecto de qué hacer ante esa segunda agresión no puede ser más elocuente: pasa a adquirirse, directamente, derecho de vida o muerte sobre quien así actúa, por eso la Iglesia lo oculta, porque Ella es la primera interesada en que la gente no conozca la realidad de su propia doctrina. 

En fin, pienso que quizá sería buena idea que esto lo leyeran también más miembros de tu rama familiar putrefacta de la que, sin embargo, no descarto que pueda haber frutos limpios. No por nada, sino porque, dado que sois unos desgraciados que os complacéis con todo tipo de desgracias ajenas, dedicándoos, como tú, a provocarlas directamente, si es preciso, supongo que os encantará saber que vuestro acoso y maltrato hacia mí comenzó hace ya todo ese mogollón de tiempo. 

.. 
.. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario